La Plaza de Toros

Ir a la plaza de toros de Sevilla el fin de semana pasada era increíble.  Aunque muchas personas protestan que no están a favor de la crueldad que experimentan los toros durante el espectáculo, por lo menos es un gran experiencia cultural.  Por mí, debido a que la gente, come el toro después (alguien me dijo esto, ojalá que sea la verdad), el espectáculo no es tan brutal que parece.  Nunca he visto algo así, y al principio no entendí lo que estaba pasando.  Cuando mis amigos y yo llegamos a la plaza, y encontramos nuestros asientos, sentábamos allá mirando la gente que estaba entrando en la plaza.  Los españoles se visten muy elegantes para ir a la plaza, es un reunión social, un lugar en que puedes ver la gente, y ser visto por la gente.  Los varones llevan sombreros, y como siempre todos tienen los gafas de sol muy de modo puestos.

Vi a muchos padres juntos con sus hijos y me parecía igual que ir a un partido de béisbol con mi familia en los EE.UU.  Al comenzar el espectáculo, una banda empezó a tocar canciones, y aparecieron muchos hombres de caballo, vestidos de ropa muy brillante y tradicional, y también aparecieron unos diez matadores.  Yo estaba confundida y sorprendida al ver tantos matadores, y al mismo tiempo matadores con telas rosas.  Sólo he visto por la tele en dibujos animados o en las noticias un matador con tela roja.

Pues, aprendí que hay un matador principal, y otros que ayudaron al matador principal en fatigar al toro. Los matador-ayudantes, cuando el toro está liberado y entra en el estadio joroban y molestan al toro por un rato, hasta que llega otro hombre de caballo cuyo trabajo consiste en poner ganchos en el toro con una lanza, para que pueda arrastrarlo del estadio fácilmente después de que se muere.  Este era el parte del espectáculo más aterrador para mí.  ¡Creía que el toro iba a matar al caballo, o empitonarlo, por lo menos!  Unas veces, el hombre encargado de poner los ganchos en el toro casi se cayó del caballo, y el caballo estaba corcoveando por unos minutos.  Pero, por un milagro, ni el hombre ni el caballo fueron lastimadas por el toro.

Siguiente, los matadores con telas rosas, incluso el matador principal, siguen molestando al toro, y lo apuñalan con varios palos, y el toro empieza a sangrar y fatigar.

Y finalmente, después de esto, el matador principal aparece con tela roja, y empieza a importunar al toro.  Mientras tanto, el público aplauden cada vez que el matador engaña al toro y cuando el toro corre en círculos alrededor de la tela roja.  

Cuando el toro está cansado, más o menos diez minutos después de que el matador principal ha empezado a importunarlo, el matador coge un espada y cuando piensa que el momento es oportuno, lo mata.  Al morir el toro, muy ensangrentado, un grupo de caballos entran galopando en la plaza y después de conectar unas cadenas a los caballos y a los ganchos que están en el toro, los caballos tiran al toro y salen del estadio.

Este es más o menos el proceso, y generalmente hay tres matadores, y cada uno mata a dos toros.  Aquél día, había dos matadores que mataron a tres toros cada uno.  Estoy contenta de haber ido a la plaza de toros, y salí con una mejor apreciación de la cultura española. ¡De verdad, disfruté de ver el espectáculo, y os recomiendo ir si tenéis la oportunidad!!